viernes, 11 de noviembre de 2011

“Cuando llegue a Unidos…”

Llegué a Unidos en julio del 2010, he tenido el placer de compartir con ellos 2 "campamentos de verano" y 1 "de Revén". Sin saber de la existencia de esta asociación, hace dos años la primera información que tuve de ésta, fue de una persona de staff y me habló de ella como si fuera un campamento al que se iba a poner actividades para personas con discapacidad; pasó el tiempo y un día, por azares del destino, me invitan a una capacitación de Unidos y yo, sin saber de que trataría, a lo que iba o lo que haría, fui.
Tomé la capacitación, estando ahí tuve una idea de lo que haría, escogí opciones de grupos y esperé el día en que empezara el campamento.


Días antes no me sentía comprometida a ir, me daba igual si iba o no, incluso hacía planes para salir y cuando llegó el día, vi mi grupo, a mis amigos con discapacidad y sentí nervios al ver que todos estaban en silla de ruedas, la mayoría no hablaba, mi coordinadora me decía que les sacara plática, que les hablara o les contara algo, y pensaba: 'como les hablaré?!, que les diré?, como les sacaré plática si no me contestan.. me entenderán?' vinieron tantas preguntas a mi mente, pero yo veía que mis demás compañeros voluntarios estaban igual que yo, así que no le tomé importancia... Pasaron unas horas y mi coordinadora me habla, y me pide que lleve a un amigo con discapacidad al baño; por mi mente nunca pasó la idea de negarme, pero sabía que era algo nuevo que jamás había hecho y no sabría qué hacer.


Terminó ese primer día y me di cuenta que había llevado a alguien al baño, le había dado de comer a una persona en la boca, le había dado la vuelta al parque españa, cantando porras y animando a un grupo, tomando fotos en cada momento y descubrí lo divertido que era haber tenido esas experiencias de probar cosas nuevas, que la mayoría de las personas no se da la oportunidad de hacer.


Pasó el tiempo y sin darme cuenta ya hablaba con todos sin ningún problema, me entendían y los entendía, ellos se reían de mí y yo con ellos.

Aprendí que Unidos no solo ayuda a las personas con discapacidad… te hace hacer amigos, crecer como persona, te enseña cómo una sonrisa de un segundo puede llenarte para toda la vida, te da esa sensación de no querer que se acabe nunca y aprendes que existen cosas que no puedes describir, que se necesita estar en Unidos para conocer esa magia de la que todos hablan que nadie sabe explicar, pero se hace sentir.

Killi Ortiz




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