jueves, 16 de agosto de 2012

Mi historia en Unidos...



Todo comenzó un verano del 2004, joven y algo inmaduro, el mundo de las personas con discapacidad era algo totalmente alejado de mi percepción,  empezó por amigos que ya tenían tiempo en algunos campamentos por lo cual me invitaron y  todo fue parte del “Porque no?”

El primer día recuerdo que fue el  más difícil, no entendía la magnitud de las cosas, mi primera convivencia fue con un niño autista, de los fuertes y correlones, recuerdo que pase toda el día detrás de él porque tampoco sabía cómo interactuar, al terminar el día pensaba que eso no era para mí, que tal vez había otras personas que tenían más sensibilización que yo, fui a mi casa frustrado.

Llegó el segundo día y fue más voluntad que deseo, tenía la sensación que iba a ser otro día difícil, al llegar y ver las caras, sonrisas y alegría, fue cuando entendí lo que estaba pasando, la música, el ambiente, las risas, los juegos, la amistades que se formaban desde el primer día. Todos éramos iguales, no había grandes ni pequeños,  ricos ni pobres, solo eran el tipo de personas que estaban ahí por una causa, mostrar al mundo y a la sociedad que todos somos una sola cosa.

Campamento tras campamento conocía nuevos amigos, el primer día de cada campamento siempre fue el más feliz al ver caras nuevas y otras no tanto. Y claro el último día con sentimientos encontrados al saber que se terminaba una etapa más, pero estabas tranquilo y alegre por saber que todos aquellas personas habían dejado huella en ti; Carlos, Becker, Rosita, Alonso, Alondra, Milka, Giovanna, Kawas, Yoshi, con ellos era un niño más, solo buscaba la forma de hacer de cada día un día especial, que cada día del campamento tuviera un toque diferente y una travesura nueva.

Fueron 3 años continuos de campamento, jamás olvidare el día en el que durante un encuentro de valores, Carlitos Treviño un niño con síndrome down de 3 años que aún no hablaba, le dijo a su mamá que yo era Beto, todavía recuerdo a su mamá llorando de alegría agradeciéndome por lo que los voluntarios hacíamos con los niños, en ese momento no pude expresar ninguna palabra de la emotividad que sentía, pero creo que si la volviera a ver le agradecería a ella por lo que cada niño, cada joven y cada adulto logró con nosotros, mi vida es una antes de Unidos y otra totalmente diferente después de Unidos, creo que hablo por muchos voluntarios al decir que el aprendizaje nos lo llevamos nosotros y que nosotros somos los que debemos de agradecer a ellos.


Con el tiempo me aleje por motivos escolares, mi verano se convirtió en trabajo y poco a poco me fui alejando del ambiente Unidesco, termine mi carrera en diciembre del 2010 y empezó la búsqueda de trabajo, habían pasado apenas dos meses y realmente estaba desesperado en encontrar algo, aún sin trabajo llegó el mes de julio y después de varios años de estar alejado, de nuevo me llegó la invitación para participar en el campamento de Unidos, me llegó la noticia con mucha emoción pero a la vez con cierta incertidumbre ya que estaba en un proceso de reclutamiento para una empresa, acepte sin pensarlo aclarando que me podrían hablar en cualquier momento y tendría que dejar el campamento, se llegó el día 1 y volvió la magia, fue como si aquella chispa volviera a brillar de nuevo, mucho y poco había cambiando desde aquella última vez,  aquellos peques del grupo melón ya eran todo unos jóvenes, algunos hasta más altos que yo, pero lo que seguía igual era aquel carisma y aquella felicidad,  me alegraba mucho saber que algunos de aquellos niños aún recordaban mi nombre y aquellos pasos de baile que inventábamos cada campamento.

Día a día se iban formando nuevos amigos y otra vez nuevos aprendizajes, no importaba estar mucho tiempo en el sol, es más la única forma en la que te dabas cuenta que había sol era hasta al llegar a tu casa y verte en el espejo. Conocí una nueva faceta de Unidos al pasar de ser voluntario a ser parte del Staff, ya no solo conocía a los peques del melón ahora había mayor amplitud: Lupillo, Magaly, Johnny, Nana, Moy, Nene, Juanca, América, no terminaría de nombrar a todos, día a día sabía que tenía que vivirlo al máximo porque quien sabe, podría ser el último en el campamento, tal vez al siguiente día podría estar ya trabajando. Pasaron volando las 4 semanas que dura el verano,  con nuevas amistades, risas, reuniones, fiestas, paseos, nuevas funciones ya que alguno que otro día me tocaba fingir de animador, no tenía ni idea de cómo actuar en un micrófono con mucha gente, creo que más bien la clave era la música prendida y tratar de dar animo a los que llegaban dormidos en la mañana o los que estaban agotados ya por la tarde. A la cuarta semana se llegó el día de la misa con motivo de dar gracias por lo vivido durante ese mes mágico, todos muy bien portados, veías algunas caras ya nostálgicas de saber que pronto acabaría el verano, fue ahí cuando justo terminando la misa recibí la llamada con la noticia de que estaba contratado, mi primer trabajo, fue ahí cuando comprendí que no existen las casualidades, que existen lugares a los que vamos por una razón, que hay personas que se cruzan en momentos adecuados y que existen otros muchos que siembran en tu vida una semilla, que siempre estarán ahí no importando a donde vayas, sabes que siempre habrá muchas sonrisas esperando en aquel lugar, en aquella carpa, que cada vez que escuches aquella canción del verano vendrán a ti aquellos momentos inolvidables donde el tiempo no importaba y el día parecía que duraba solo unas horas. Es imposible imaginar ir al parque España, al bioparque, al cine, o al boliche sin imaginarte todos aquellos camiones llegando en masa, esas tantas sillas de ruedas armándose y desarmándose una y otra vez, todo por una razón; demostrar la igualdad.

Siempre he creído que cada vida es como una película, algunos eligen una comedia, un drama e incluso un género de misterio, si hoy tuviera que resumirlo en una sola palabra sería GRACIAS, por Estela la directora de la película que se baso en una historia real, por el Staff los generadores de este movimiento, los que están atrás de todo pero sin duda hacen una función fundamental y única, a los voluntarios que como el público,  sin ellos no sería posible el éxito de esta causa, a los padres de cada uno de nuestros amigos con discapacidad, por forjar y luchar día a día para que esta película se lleve a cabo, y más que nada a los niños, jóvenes y adultos con discapacidad, ellos son los actores principales, los dignos de ganarse un Oscar, los que te pueden llevar hasta el borde de la felicidad y  de un momento a otro te pueden llevar hasta las lágrimas, siempre estaré muy agradecido por haber sido parte de esta causa, y que por mucho o poco que pude aportar, yo fui el que salí ganando, soy parte de una película, una película llamada Unidos.


Beto Iglesias

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